domingo, 27 de mayo de 2007

Comprando en el Mall



Si hay algo que en lo personal yo detesto es ir a comprar al Mall. Con o sin plata. Detesto vitrinear, oír el ruido de los ganchitos al mover la ropa para buscar la talla que te sirve - y que sabes que no te va a quedar bien -, odio la cantidad de gente que hay, y que andan como si estuvieran en su casa, con toda la calma de mundo, conversando en la mitad del pasillo, odio ver papás arrastrando a los niños chicos que lloran porque quieren un helado o porque están aburridos.
Hoy me obligaron a ir al Parque Arauco a comprarme blue jeans y una polera manga larga. Al final, nos llevamos una parka blanca larga para mi hermana. Y una pelea, claro. "¿Para qué me haces perder el tiempo diciendo que te vas a comprar ropa?", dijo mi mamá. Y yo nunca le pediría llevarme al mall. Está loca.
Es un asco tener que empezar a buscar el color de ropa que quieres, luego el modelo, al final la talla. Pero tienes que llevarte algo más, no puedes ir con una sola prenda al probador. Y te buscas otra, perono hay de tu talla. O el modelo te gustó, pero el color no. O era muy cara. Si no es una cosa, es otra. Por eso al final pasas 3 horas dentro de un asqueroso mall y no te llevas nada. O casi nada.
La persona que te atiende también influye en esto. Hay variados tipos: la persona que no sabe ni dónde está parada, la que te muestra ropa y tú dices que no te gusta y te dice "síííí llévatelo te queda lindooo", la que opina que la ropa no te queda, la que te mira y no te atiende, la que le dices que sólo estás mirando y te insiste en que compres, que hay un 2x1 o qué se yo.
Y no es sólo eso. Como dije antes, es la gente. Uno ve cada experimento ahí. Parejas sentadas en las bancas que juran que el mall es un motel. El cabro chico cochino y llorón. El tipo hediondo. El verde que te viola con la mirada. La vieja que para en la mitad del pasillo y saca la chequera. El que habla por celular a todo volumen los negocios pa la oficina. La que se sube al ascensor sin nada en las manos, ocupa tiempo y espacio, y se baja en el piso siguiente (y la escalera mecánica está al lado del ascensor). Quieres caminar y no puedes. Es como estar preso.
El patio de comidas es casi lo único que salva del mall. Tienes una variedad de restaurants de comida rápida o de buffets para elegir. Haces una tremenda fila para comprar lo que quieres. Te atienden, te entregan el pedido y te das cuenta que mide mucho menos de lo que pensabas. Tomas tu bandeja y llegó lo peor: buscar asiento. Ves un mar de gente sentada y otro mar buscando asiento. Ves que se desocupa uno, vas y está lleno de mayonesa, ketchup y otras cosas asquerosas. Y no ves nadie con la intención de limpiarlo. Te pasan a llevar mil veces y cuando encuentras asiento ves la mitad de tu vaso de bebida en la bandeja. Comes y te das cuenta que en verdad la comida no estaba tan rica, que hasta estaba helada. Y te puede caer mal, como me pasó a mí. Me intoxiqué en un buffet del Apumanque con arroz, papas cocidas y carne.
Ni siquiera yendo acompañado (a) es divertido. Quieres ir a un lado, tu acompañante a otro. Se acompañan mutuamente con una cara de poto atroz. Caminas y te das cuenta que se quedó atrás y tienes que esperar. O tú te quedas atrás y no sabes cómo avanzar y te pierdes.
Lo peor es ir en invierno. Vas abrigado, pero ves tanta gente adentro que te da calor y te desabrigas lo más que puedes, y al salir te viene un frío atroz que te abrigas de nuvo y así, te enfermas.
En conclusión, llegas a tu casa muerto (a), no sientes tus pies, gastaste plata en locomoción y en comida. Quizás no compraste nada o una prenda o miles de prendas que sí, te gustaron, pero estuviste mucho tiempo buscando. ¿Estás feliz? ¿Quieres ir de nuevo? El mall te recibe con las puertas abiertas, son los únicos felices con tu visita.
Ir al mall es asdasdasdasdasd
Kmiloncia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta el mall (8)
tengo alma de mallinero (8)

muy bueno!!

pero a mi me gusta el mall!
T__T

a veces (a)

gracias